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Mostrando las entradas de mayo, 2008

QUÉ BUENA NOCHE

Estaba sentada ahí en el marco de tu puerta como una idiota echando humo y viendo como la tristeza expiraba de mi piel. No entendía qué quería escuchar, ni si quería escuchar lo que tuvieras que decir. Todo era surreal, la noche parecía sacada de algún cuadro de Dhali. Una estúpida sensación de ausencia me carcomía el alma como si yo tuviera la culpa de lo sucedido. Sí, la tuve, la curiosidad me llevó a hacer cosas que un día antes me hubieran parecido realmente inverosímiles. Descubriendo secretos y verdades inventadas, y las mentiras que te creí retumbaban en mi cabeza. Nada era lo de antes, tú eras distinto y yo me la pasaba encerrada en una jaula de ladrillitos. Por eso no era igual, la señorita andariega que andaragiaba contigo ahora tenía por andaragiar las escaleras de un castillito urbano, y tu querías andaragiar sin tu compañera de lucha, veías a más compañeras efímeras a tu alcance, era más fácil hacer eso que venir al castillito. El recuerdo latente de una relación especial