- Dame un abrazo… pero no me mires así, es sólo un abrazo. - ¿Por qué un abrazo? - Tengo frío… claro que eres un témpano de hielo, pero también el único ser humano que está más cerca. - Tú no cambias mujer… y no hace frío. Carajo, si hacía frío, los ventarrones eran helados y la noche traía aún más frío, pero ahí estaba él quieto, mirándome, hermoso como yo siempre lo había visto. - no te veía hace mucho mujer - es que no me había dejado ver Lo quería… lo quiero y eso no cambia. Me deslumbra cada vez que lo veo, me encanta ese artista, me gusta su mirada y su voz, me encanta escucharlo. Me confunde, pero me hace feliz por minuto y medio. Estábamos en un parque cualquiera, en una noche cualquiera de cualquier agosto. Con nosotros eso no importa, el tiempo y la distancia no existen. Empezamos a caminar, las hojas corrían con el viento. - mira… las hojas huyen de nosotros - sí, el alma las asusta, sobre todo la tuya- le dije Me lo encontré en un ciudad cualquiera u
Desde el inicio de los tiempos, hasta estos tiempos con mucho que escribir.