Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando las entradas de 2012

Tengo más aspiraciones.

Voy a escribir en serio.  Siempre escribo en serio, pero esta vez voy a escribir en serio, de veritas, de un apartado de mi vida que me hizo reflexionar aún más sobre uno de los temas más controversionales con mis contemporáneos. Tal vez no les interesa, pero contraeré nupcias en un tiempo. No ahondaré mucho en ese tema porque todos tenemos variadas opiniones con respecto al compromiso, al matrimonio, al amarrarse y al "Felices para siempre" pero necesitan saber esto para entender el interrogante. Resulta que le conté esto a "Un(a) personaje" que conozco desde hace muy poco. Al haber expuesto mis planes, alguien secundó "Uy, nos estamos quedando atrás", a lo que el(la) personaje terció "No, yo tengo más y mejores aspiraciones en la vida"... Ok, es respetable pero ahí es que surge mi duda: ¿Por qué casarse es un freno en la vida y las experiencias de la misma?. Lo admito, hace un tiempo atrás yo creía que no me iba a casar jamás de los jamases (pr

Las dos versiones

Todos sabemos que en una historia con dos personajes, siempre hay dos versiones. Dos versiones de amores, de chismes, de estrelladas y hasta de historias en el bus: La suya, por supuesto, porque usted no estaba atravesado, el man ese lo empujó cuando usted cordialmente entraba con diplomacía al bus; y la del man ese, que dice que usted estaba atravesado y no lo dejaba pasar. Pero no solo en hechos hay dos versiones, también hay dos versiones de una misma personas. A ver me explico con el ejemplo usual: algunos hombres (también hay mujeres con dos versiones, pero los hombres dan más papaya y por eso los pongo de ejemplo), que tienen versión original y versión beta. La primera el hombre la usa con sus amigotes, primotes y amigas, es el típico coqueto-montador-eructador que hace reír a todos; la segunda, en cambio, la usa solo con una o dos mujeres: la novia y la mamá, en ese orden respectivo. Esta versión beta tiene la cualidad de ser caballero-ensueño-complaciente que no sería capaz de

Los Marranitos.

Los hombres siempre dicen lo mismo: según ellos, las mujeres los "marraneamos" (dícese del verbo en que el hombre paga todo y la mujer jamás paga algo)... Yo tengo una teoría al respecto, y es que si los hombres se sienten así, es porque ellos mismos lo permiten. Es decir, si se lo marranean, es su culpa no de la chica con la que sale. ¿Por qué? Simple, porque usted individuo masculino con ansías de acostarse con ella, permite que la invidividua femenina lo vea como una billetera con ojos, como un cajero con labios. La cuestión no está en portarse como un patán, sino en saberlas escoger. Yo conozco a varias de esta especie que dice "A mi que me invierta si quiere salir conmigo", y la verdad es que no las recomiendo pero si usted la elige, es problema suyo. La culpa la lleva usted por elegirla y por no ponerle los puntos a la íes. La primera vez que usted sale con ella, usted paga todo porque es la tradición, pero dejeme decirle que hay viejas que siempre pagan