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Mostrando las entradas de noviembre, 2008

Nuevo Mensaje

No era una fresca mañana de abril, ni mucho menos. Además en esta ciudad no existen las frescas mañanas de abril, lo que existe es la frase de mamá “póngase algo fresco, eso si no deje la sombrilla ni la chaqueta porque no se sabe si llueva o sólo haga frío”. El hecho es que era una mañana, sin frío y sin sol, sin gloria ni pena, la que llegaba para avisarme que era de día y que una vez más, el insomnio hacia parte de mi historia del día inmediatamente anterior. No me quejo, él y yo ya hicimos un pacto de amores, así que cuando le soy infiel con el sueño, él me perdona. Me levantaba yo, con la mente fija en una sola cosa: Mi tinto de la mañana. No hay nada mejor para mí que el exquisito sabor del café mañanero, el primero, el único, el que se compara con el primer orgasmo. Ese, ese tinto. Y bueno, cosas más, cosas menos, llegué a mi destino, esa mañana, donde me lo encontré sentadito en el pasto, esperándome y hasta pensándome. Lo miré como si nada, aunque él esperaba respues