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Las dos versiones

Todos sabemos que en una historia con dos personajes, siempre hay dos versiones. Dos versiones de amores, de chismes, de estrelladas y hasta de historias en el bus: La suya, por supuesto, porque usted no estaba atravesado, el man ese lo empujó cuando usted cordialmente entraba con diplomacía al bus; y la del man ese, que dice que usted estaba atravesado y no lo dejaba pasar. Pero no solo en hechos hay dos versiones, también hay dos versiones de una misma personas.

A ver me explico con el ejemplo usual: algunos hombres (también hay mujeres con dos versiones, pero los hombres dan más papaya y por eso los pongo de ejemplo), que tienen versión original y versión beta. La primera el hombre la usa con sus amigotes, primotes y amigas, es el típico coqueto-montador-eructador que hace reír a todos; la segunda, en cambio, la usa solo con una o dos mujeres: la novia y la mamá, en ese orden respectivo. Esta versión beta tiene la cualidad de ser caballero-ensueño-complaciente que no sería capaz de hablar de manera soez frente a su prenda amada (Léase la chica-objetivo-cama), la cual vive encantada con con él, lo presenta a sus amigas, primas, mamás, tías, ex-suegras... En fin, a cualquier ser viviente al que pueda generar envidia con semejante ejemplar. Hasta ahí todo son risas y orgasmos. 

Llega un momento en el que la chica-objetivo-cama pasa a ser su verdadero amor, esa mujer por la que enloqueció y vendió su reino por ella. Es aquí, señoras y señores, que empieza el problema porque es cuando la mujer de su vida descubre su verdadero Yo (porque, dejémonos de pendejadas, ese muchacho montador es su verdadero "Yo"). Ahí es que empiezan los reclamos tipo "Cuando estás con tus amigos, cambias"; o "No me pusiste atención en toda la noche por andar apostando quién tomaba más"; o el clásico "Ah claro, como tus amigas sí te hacen reír"... Y acá es cuando yo le digo a mis compinches que la culpa es de ustedes, los hombres. Ella no se volvió cansona, usted nunca especificó que era versión beta y, por tanto, podrá ser demandado por publicidad engañosa, ya que le vendió a la niña un producto que no cumple con lo que promete en la promoción. ¿Quién lo manda a dárselas de caballero medieval, príncipe de ensueños y demás? ¿Quién le dijo a usted que tenía que no ser usted para levantar?. A mi me disculpan pero esas dos versiones aburren a cualquiera y usted finalmente va a quedar como un zapato con sus amigos y un falso con la chica.

Hágale un favor a ella (a su próxima conquista, porque si la actual conoce su versión beta, ya perdió), a sus amigos, a su familia, a su comunidad y la ciudadanía en general: sea una sola versión de usted, hágale las mejoras pertinentes si lo considera necesario pero sea solo una versión de ese ser gracioso, inteligente, interesante o cualquiera que sea su mejor cualidad. Póngase a interpretar su propio papel en esa primera salida y de esa forma sus relaciones van a ser realmente fructíferas, no eternas pero por lo menos van a ser más divertidas. sí, divertidas porque el teatrito de ser su versión beta lo va a aburrir en un par de meses, se lo aseguro.

Así que ya saben caballeros, una versión propia, original y con actualizaciones siempre será mejor que una beta, que no sabe ni lo qué es.

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Brilha

Y la miraba callado como si algún día fuera a entender que el cuerpo de mujer que me envolvía no era realmente para mí. Enamorado así estaba yo, desde el día que la vi, desde que me miró y sentí el olor barato de algún frasco de plástico, porque para vidrio nunca le alcanzaba. En la oscuridad, así no mas estaba ella casi desnuda contoneándose y no para mí. En medio de luces de colores que no dejaban de admirarla, sí, tenía luz propia, pero nunca lo supo, sólo sabía que los ojos que la miraban en ese momento lo hacían ebrios pero deseosos. Curioso. Ese era el mundo de Brilha, “es portugués” me decía orgullosa, “significa brilla” Su verdadero nombre Soledad. Su profesión, Prostituta. Su origen, algún barrio de esos en los que la esperanza es lo primero que se pierde. Su mundo giraba en torno a sonrisas y besos vendidos, se veía su hermosa cara en medio de esas mujeres ofreciendo menos que amor por algo de dinero, estaba ella ahí entre vestiditos de lentejuelas y ropas íntimas bri