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Secretos de las mamás solteras


Durante 7 años fui mamá soltera. Al séptimo año de vida de mi hijo, cambió mi estado civil y junto a eso, su estado de hijo de mamá soltera.
Pero antes de que esto sucediera, yo sentí (y a veces aun siento) lo que muchas mamás solteras sienten durante ese proceso y que solo otra mamá soltera puede sentir… Somos como una legión secreta que, con una mirada, entiende lo que la otra está sintiendo.
Estos son los secretos que compartimos las mamás solteras del mundo, tal vez no los compartamos todos, pero sí el sentimiento de fondo de cada uno de ellos.

SOMOS INFELICES


Eso es lo que todos creen que somos. Solo porque nuestro momento llegó antes de lo planeado, o se dio la situación de desearlo pero tenerlo sola, todos consideran que somos infelices. No por el hecho de ser mamás, sino por criar solas a nuestros pequeños. Sépanlo, mundo, eso no ocurre. No somos infelices, somos muy felices, aunque eso a veces nos dé más trabajo que al resto de los mortales. Ser autor único de un hijo tiene muchas ventajas. Nosotras solas decidimos quién lo cuida mientras trabajamos, decidimos qué va a usar, decidimos si queremos que coma helado en la noche y pizza fría de desayuno (¡para eso es la infancia!). Créanos, tiene sus ventajas.

“SOY SOLO YO”


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Al inscribir a mi hijo en su primer colegio grande, cuando yo tenía 23 años, recibí un ataque de la futura profesora diciendo que los papeles estaban mal hechos porque el espacio de PADRE estaba anulado. Y yo, la miré, y tímidamente le dije “soy solo yo”. Me dio esa mirada desaprobadora y dijo, de muy mala gana, que sí estaba completo. Cuando salí pensé: “no debería sentir vergüenza, es un orgullo hacer lo que hago”. Y es así, sentimos orgullo de hacerlo solas. No como todos esos memes que dicen “Soy guerrera porque soy mamá, papá, Ironman, blah”. No, nos sentimos orgullosas porque estamos trabajando fuertemente por darles lo mejor que podemos. Y nos sentimos orgullosas porque esos primeros pasos, palabras, gracias y demás, son solo para nosotras, porque como le dije a la profesora, “SOY SOLO YO”.

LOS HOMBRES


Este es un secreto difícil de aceptar. Relacionarte de nuevo con un hombre es difícil. Pero no por el peque, nosotras nos volvemos expertas en manejar asuntos sociales que queremos que la criatura sepa, no sepa, se involucre, se aleje, etc. El problema son los hombres. Una vez, estaba hablando con un grupo de hombres sobre lo que les aterra de una mujer y uno de ellos dijo “que tenga un hijo”. Yo solo sonreí, brindé con él y le dije que entonces él no era lo suficientemente serio. Pero me dolió, ¿por qué un hijo es una característica para alejarse de nosotras? Aún no lo entiendo, para mí saber eso por él y por personas que se relacionaron conmigo, me hicieron tomar la decisión de no estar en serio con nadie, de disfrutar lo que tenía que disfrutar sin involucrarme mis sentimientos o los de mi hijo, hasta que estando en ese plan, me enamoré de mi esposo. Los dos nos enamoramos de él.
Así es, son los mismos hombres lo que nos alejan de acercarnos a ellos. Muchachos, queremos una relación, ya demostramos que no necesitamos a alguien en el rol de “papá”.

LAS ETIQUETAS


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Duelen. Las etiquetas duelen. Etiquetas como “Alocada”, “Casquisuelta”, “Kilometraje”, “la botaron”, “se lo hicieron”… Todo duele, sobre todo cuando viene de personas cercanas, ya sean amigos o familia. Nos hacemos las fuertes pero en el fondo del corazón (muy en el fondo, no te creas tan importante) duelen. Aunque no es dolor, es ofensa, nos ofenden esos comentarios que nos hacen sentir como si valiéramos menos solo porque estamos haciendo un maravilloso trabajo como mamás. No somos un blanco para las críticas, somos mamás, que como todas las mamás del mundo, hemos pasado momentos que nos han puesto en cierta situación. THE E-N-D

HORRIBLE MATERNIDAD


Aunque este secreto nos pega a todos los que somos padres, madres, o Ironman, les puedo decir que cuando eres mamá soltera, tienes la empatía elevada al máximo. Así que, cuando críticas a todos los que decidieron tener hijos y llenan de niños tus “exclusivos” espacios (aunque todos tengamos que aguantar a tu malcriado y llorón perro), nos sentimos aún más ofendidas. Cierra la boca y no salgas de tu casa, así no vas a atacar sin razón a alguien que, como tú, ha tomado una decisión completamente respetable en su vida.

“FRIENEMIES”


En parte, aceptémoslo, en eso se convierten tus amigos sin hijos cuando no entienden y te critican por no salir con ellos, pero luego no te invitan y te das cuenta en Instagram que todos salieron sin ti, porque ya sabes, “era algo sin niños”. Créanme, a los amigos que más les agradezco, aún al día de hoy, son esos que van a nuestra casa a compartir con nosotros, porque estamos en casa cuidando a mi hijo. Esos detalles de sacarte de sus vidas y no estar en la tuya, porque eres mamá soltera (no tienes un papá con quién dejarlo, o no puedes salir a tomar vino en las tardes porque estás en cine), los convierte en esos amigos que quieres mucho, pero sabes que no puedes contar con ellos. Entérense muchachos, nos alejamos de esos amigos y organizamos reuniones (con y sin niños) con quienes quieren a nuestros hijos. 

REVOCADO EL DERECHO A LA ENFERMEDAD


Todos nos enfermamos. Las mamás también. Lo distinto es que nosotras debemos continuar con nuestra vida, no tenemos a quién decirle que se levante a ver al bebé, o que lo aliste para llevarlo al colegio. Nosotras, así tengamos fiebre y cero ganas de salir de cama, debemos salir, intentar sonreír y, de algún modo, hacerlos llegar al colegio con onces, uniforme, tareas y un peinado medianamente decente. No sé ustedes señores, pero para mí, eso sí es tener bolas. 

LA RED DE APOYO


La red de apoyo, existe. Es real. Un papá soltero (que no tenga a cargo a sus hijos) no la necesita, porque ve a su hijo solo un día, o un fin de semana cada tanto. Pero nosotras sí necesitamos una red de apoyo. Necesitamos un colegio confiable donde sepamos que es feliz, una niñera que lo reciba mientras llegamos del trabajo, una tía alcahueta que lo cuide cuando queremos salir con alguien y un par de abuelos consentidores que quieran recibir a la criatura cada tanto, para nosotras poder relajarnos. Algunas somos tan afortunadas de tener esto, y más, yo tengo primos, tías y un adorable cuñado que siempre estuvieron ahí para mí, así como yo para ellos, pero hay mamás que están ellas y el colegio, solo ellas. Seamos todas la red de apoyo emocional y no critiquemos a esas mamás que, a veces, deben dejar en casa a sus hijos sin supervisión, sencillamente porque no pueden pagar esa supervisión y no tienen familia en quien apoyarse. 

SOMOS SOLO DE ELLOS


Somos lo único que nuestro hijito tiene. Somos lo que conoce como familia, como figura de protección, como único ser en quien refugiarse cuando necesite un apoyo. Somos las únicas quienes derrotaron monstruos, bajaron fiebres, hicieron tareas, lavamos medias, picamos frutas para que se las comieran. Somos quienes el día de mañana, sonreirán tranquilos al saber que siempre estaremos allí para recibirlos. Somos su única red de apoyo, así que sí, nos sentimos orgullosas de ser su única mamá, único papá, y somos, gracioso pero cierto, su único Ironman.



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