Como si no fuera suficiente ya, me sumerjo en esas noches donde la pasión es lo único que me queda luego de tanto polvo en la nariz, no hay nada más triste que adjudicarme a vicios inertes y cuerpos etéreos que me llevan lejos de lo que realmente quiero. Respirar cosas blancas se hace un estado innato en mí, no he logrado salir del circulo de estrellas, de cada noche derrocharme en placeres, entregarme eterna y completa como si la eternidad fuera una virtud en mí, si supieran aquellos que cada vez que amanece sólo quisiera despedirme nuevamente y tenderme a tocar la mano de los ángeles en rojo, que me traen más y más perdición. Bienvenidos al fabuloso mundo de las noches de Rock n’ Roll, donde lo que queda de cerebro se utiliza sólo para escuchar las notas efímeras y resonantes en los oídos, que apenas y pueden pasar corrientazos por las neuronas. Se hace exquisito el olor a tabaco y ganjah , todo evoluciona, las luces de colores, las pocas que quedan, se tornan diferentes y parpad...
Desde el inicio de los tiempos, hasta estos tiempos con mucho que escribir.