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Dilo ahora


Una noche de esas tantas me llegó un mensaje (no divino, pero sí como una especie de señal). Entre líneas pude leer la respuesta que estaba buscando: Dilo ahora.
Es que si no lo dices ahora, después será tarde.
Si no le dices ahora eso que tienes atravesado en la garganta, muy pronto ya no encontrarás la manera de decirlo, corres el riesgo de que se te olvide o que el miedo te consuma y nunca lo hagas. Te quedarás con la duda de ¿qué hubiera pasado si…? Y la verdad, prefiero no pensar en eso.
Si no lo dices ahora puede alejarse de ti, puedes perder la oportunidad de hacer un cara a cara y decirle eso que tanto deseas que sepa.
Si no lo dices ahora, si no lo sacas de tu interior, puede llegar a crecer dentro de ti y no sabes qué tan bueno sea eso para tu salud.
Si no lo dices ahora, si no vences tu miedo y lo dices, nunca lo dirás, dilo ahora, no te lo guardes, de pronto es tan importante o tan especial que no tiene porqué estar guardado.
Dilo ahora, aprovecha la oportunidad.
Dilo ahora… Así como en este momento yo no puedo decirlo.

Comentarios

DavidGraph dijo…
Déjalo que calle que las mejores cosas no se dicen, se dejan llevar o traer, si lo dice ahora el instante inmediato decaerá en un silencio inocente, en un estado inapropiado del sueño, déja que lo grite mientras intenta no ser descubierto y al rato la boca llena de peces o la luna en el agua. Un abrazo mi niña no sé en que momento el blog pasó de ser un interesante contacto con tus opiniones y azares a el muro sentimental o diario de mujer en guerra, besos.
MarFa dijo…
O una especie de ceguera egocentrista...

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Brilha

Y la miraba callado como si algún día fuera a entender que el cuerpo de mujer que me envolvía no era realmente para mí. Enamorado así estaba yo, desde el día que la vi, desde que me miró y sentí el olor barato de algún frasco de plástico, porque para vidrio nunca le alcanzaba. En la oscuridad, así no mas estaba ella casi desnuda contoneándose y no para mí. En medio de luces de colores que no dejaban de admirarla, sí, tenía luz propia, pero nunca lo supo, sólo sabía que los ojos que la miraban en ese momento lo hacían ebrios pero deseosos. Curioso. Ese era el mundo de Brilha, “es portugués” me decía orgullosa, “significa brilla” Su verdadero nombre Soledad. Su profesión, Prostituta. Su origen, algún barrio de esos en los que la esperanza es lo primero que se pierde. Su mundo giraba en torno a sonrisas y besos vendidos, se veía su hermosa cara en medio de esas mujeres ofreciendo menos que amor por algo de dinero, estaba ella ahí entre vestiditos de lentejuelas y ropas íntimas bri