Ir al contenido principal

Sonríe

Es que no te queda más que hacer el día de hoy.
De nada te sirve tener una amargura en tu ser, si sonríes te sentirás mejor.
Pero no lo hagas por hipocresía o por demencia absurda, hazlo por algo que te haga sonreír, hazlo porque llueven hojas de los árboles, porque escuchas la sonora risa de alguien que está a tu lado, porque cuando alguien te ve, te sonríe.

Sonríe porque tienes una imagen graciosa en el espejo, porque tus medias no combinan o porque estás despeinado. Sonríe porque hay gotitas en tu ventana o rayos de sol en tus ojos.

Siéntete bien sonriendo, no te culpes por sonreír cuando nadie más lo hace, sonríe por el hoy. Sonríe mientras bailas, baila para sonreír así no estés en una fiesta, convierte tu día en una fiesta, convierte tu vida en una fiesta. Sonríe por esa fiesta.

Sonríe porque te tropezaste, porque ya has dejado de llorar, porque alguien ya dejo de llorar.

Sonríe por los pájaros con ojos felices o por las ratas que llevan su cola a rastras.

Para sonreír baila, disfruta, come, bebe, escucha… hazte escuchar, pero siempre sonriendo.

El día no es fácil, el día a día se vuelve más tedioso si no tienes una razón para sonreír, para regocijarte de tu día. Encuentra esa razón, cualquiera que sea, sonríe porque es hora de almuerzo, porque saliste y viste a alguien conocido, porque tienes un vaso de agua lleno, porque todo existe por una razón o porque todo existe sin razón alguna, así como tu sonrisa.

Sonríe por egoísmo, sonríe sólo para ti. Sonríe por egocentrismo, porque haces algo bien y quieres que todos lo sepan. Sonríe por altruismo, sonríe por ti o por quien esté a tu lado.

Sonríe por lo menos una vez al día o una vez en la noche, sonríe por un recuerdo, por una canción, por un verso, por un libro, por un logro… Sonríe, sonríe leyendo esto.

Yo he sonreído mientras lo escribo.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Puedo decir que soy incapaz de regalarte la luna, de bajarte una estrella, o contar la arena del mar por verte sonreir. Puedo decir que no te juraría amor eterno o morir cuando el final llegue. Puedo decir que no me uniré a ti por siempre, ni que me uniré a ti hoy siquiera. A cambio podría prometerte un abrazo compañero. Tener una sonrisa cómplice. Y por supuesto compartir un cuarto en el sanatorio. No puedo ofrecerte un futuro perfecto. Pero puedo darte lo poco que tenga en el corazón, Lo poco que me queda en las manos. Te ofrezco mis pobres letras, Mis historias interminables, Mis lágrimas cuando sea el caso. Puedo decir que no tengo el oro del mundo para llevarte al fin de este. Juro, a cambio, no dejar de llenarte el alma con detalles, De no consentir tu espíritu, De no desnudarme el cuerpo. Y juro por la infinidad del universo Renunciar a todo por estar contigo… Lo que no sabemos es qué tan infinito sea el universo… ¡JA!

Las dos versiones

Todos sabemos que en una historia con dos personajes, siempre hay dos versiones. Dos versiones de amores, de chismes, de estrelladas y hasta de historias en el bus: La suya, por supuesto, porque usted no estaba atravesado, el man ese lo empujó cuando usted cordialmente entraba con diplomacía al bus; y la del man ese, que dice que usted estaba atravesado y no lo dejaba pasar. Pero no solo en hechos hay dos versiones, también hay dos versiones de una misma personas. A ver me explico con el ejemplo usual: algunos hombres (también hay mujeres con dos versiones, pero los hombres dan más papaya y por eso los pongo de ejemplo), que tienen versión original y versión beta. La primera el hombre la usa con sus amigotes, primotes y amigas, es el típico coqueto-montador-eructador que hace reír a todos; la segunda, en cambio, la usa solo con una o dos mujeres: la novia y la mamá, en ese orden respectivo. Esta versión beta tiene la cualidad de ser caballero-ensueño-complaciente que no sería capaz de ...