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Perdóname

Perdóname por no ver las lágrimas que caen de tus ojos.
Perdóname por no llenarte el alma de alegrías.
Perdóname por no ser nunca quien quisiste que fuera…

Perdóname por esconderme tras una seria mirada.
Perdóname por esconder mi sonrisa.
Perdóname por cerrar la puerta de mi corazón.

Perdóname por no escuchar tus suspiros, soñar en tus sueños o mirar tu horizonte.
Perdóname por no entender tus objeciones, tus razones o contratiempos.
Perdóname por no comprender lo que entre líneas querías que leyera.

Perdóname por no vivir eternamente en el cuento de hadas, por haber roto la bola de cristal.
Perdóname por no dibujarte mis sueños, por no construirte el castillo de deseos.

Perdóname por no hacer que espantaras los monstruos del closet.
Perdóname por crecer tan rápido.
Perdóname por correr sin miedo por caminos tenebrosos y soltarme de tu mano.

Yo quiero verte sonreír, secarte las lágrimas y ver crecer tus canas.
Llenarte de besos soñadores que caminan sin miedo en las nubes.
Despertarte en las mañanas con buenas noticias y una sonrisa calientita.

Perdóname por soñarte despierta, por abrazarte en los sueños y acercarme en secreto a tu corazón.

Tengo toda la vida para que me perdones y toda una eternidad para ser perdonada.

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Brilha

Y la miraba callado como si algún día fuera a entender que el cuerpo de mujer que me envolvía no era realmente para mí. Enamorado así estaba yo, desde el día que la vi, desde que me miró y sentí el olor barato de algún frasco de plástico, porque para vidrio nunca le alcanzaba. En la oscuridad, así no mas estaba ella casi desnuda contoneándose y no para mí. En medio de luces de colores que no dejaban de admirarla, sí, tenía luz propia, pero nunca lo supo, sólo sabía que los ojos que la miraban en ese momento lo hacían ebrios pero deseosos. Curioso. Ese era el mundo de Brilha, “es portugués” me decía orgullosa, “significa brilla” Su verdadero nombre Soledad. Su profesión, Prostituta. Su origen, algún barrio de esos en los que la esperanza es lo primero que se pierde. Su mundo giraba en torno a sonrisas y besos vendidos, se veía su hermosa cara en medio de esas mujeres ofreciendo menos que amor por algo de dinero, estaba ella ahí entre vestiditos de lentejuelas y ropas íntimas bri