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El Disfraz

No me es permitido mirarte.
La ropa que uso, las pesadas botas, los adornos en mi cuerpo impiden ante los ojos de mi gente, mirar tus perfectas curvas, tu cabello, tu sonrisa gloriosa, tu carita bonita.
Si ellos supieran que cuando me cruzo en tu camino el corazón se me acelera y las manos me sudan, no me perdonarían jamás tan alta traición.
Yo tanto que presumo de mis oscuros ideales cómo podría fijarme en una muñequita de última colección, cómo podría fijarme en una mujer que reúne todo cuanto rechazo.
Me miras de lejos y sonríes y yo entre las sombras de mi vida recurro a mirar mis duras botas, mi oscuro gabán.
Como quisiera llevarte a mi guarida, desnudarte completa, acariciar la piel porcelánica y descubrirte más hermosa.
Quisiera poder descubrir la verdadera mujer que esconde tu apariencia y yo quitarme todo esto, y los dos sin vestimenta ser uno, sin ser juzgados ni señalados, ser simplemente nosotros, sin gabanes, sin maquillajes, sin disfraces.

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